Entre líneas

Uno de los peores enemigos de los escritores es: Internet. Este personaje de buena pinta y de un carisma sin igual es el encargado de hacernos perder valioso tiempo que bien podríamos usarlo para terminar o avanzar a nuestros proyectos de escritura. Y es que por más que digamos que sólo será un vistazo siempre terminamos quemados hasta las pestañas por estar ahí pegados, muchas veces sólo viendo quien pública algo como lo que comió durante el almuerzo, la rutina del gym o la típica foto en el baño, entre otras peores. Un escritor no se forma de la noche a la mañana, y sí realmente tienes talento es momento de hacerlo proliferar. Si de plano no puedes dejar de checar tus redes sociales a cada rato hacer algunos cambios podrían ayudarte a no morir en el intento: -Sigue a páginas con contenido cultural. Busca aquellas que te alimenten la mente, una buena historia fluye mejor cuando el autor es multidisciplinario. -Conoce a personas de otras ciudades o países. Únete a grup

“La muerte es democrática, ya que a fin de cuentas, güera, morena, rica o pobre, toda la gente acaba siendo calavera”                                                          -José Guadalupe Posada Todos la conocen por su singular estampa mas no todos saben en que se inspiró Posada. La Catrina o Calavera Garbancera es sin duda una de las obras más representativas de José Guadalupe Posada. Nacido para crear desde un 2 de febrero de 1852, Guadalupe Posada se empieza abrir paso en la ciudad de León creando litografías y grabados en madera sirviendo estos para ilustrar documentos y libros, entre otras cosas. ¿Pero qué fue lo que realmente hizo trascender a Posada? Fueron sus colaboraciones en periódicos como La Patria Ilustrada en donde  sus obras eran de carácter costumbrista pero de una forma liberal y nacionalista. También colaboró en periódicos como Gil Blas Cómico y El Popular en los cuales a través de caricaturas criticaba los abusos que había durante el porfiriat

Uno de los errores más comunes que cometen los escritores que van comenzando es pensar que lo primero que escriban tiene que ser perfecto, es decir, buscan hasta el cansancio su obra maestra y por andar en eso van desechando material potenciable. Escriben, arrancan la hoja (o lo borran de su ordenador), vuelven a escribir, lo leen pero piensan que les falta algo a ese par de líneas, lo borran, quedan en bloqueo creativo por un par de minutos, inclusive horas, en plena madrugada se despiertan con la idea millonaria para su novela, la escriben y vuelven a la cama contentos a dormir (esto aplica aunque solo hayan escrito un párrafo). Son los gajes del oficio. Ningún escritor que valga la pena leer escribió su novela en menos de una semana, así que no te preocupes si aún no logras terminarla. Lo importante para avanzar en tu proyecto es tener persistencia, disciplina y mucho café, o si lo prefieres una buena botella de whisky (solo no lo pongas de pretexto para seguir la fiesta)